Ha lugar: los inmigrantes tienen defensa
Un estudio legal de Buenos Aires se especializa en temas de residencia, visas y trabajo para la comunidad.
Cuatro chicas jóvenes chinas esperan ser atendidas en el hall de entrada del Estudio Jurídico Integral INA. Se acerca una empleada, también del país oriental, y señala a esta cronista la oficina donde nos recibirá la doctora Déborah Huczek.
En cuestión de minutos, se puede apreciar esa fusión que existe entre argentinos y chinos en el estudio cuyo nombre, INA, significa justamente la unión de ambos países. Ese lazo que surgió de una de las uniones más fuertes, la del amor, y en este caso, a través del encuentro de dos personas de las dos nacionalidades, la doctora Huczek, y Yi Lin, hace ya más de 20 años.
Ella nació en Villa Lugano y fue en ese barrio de Buenos Aires donde conoció a su esposo. Yi Lin había llegado en 1994 y trabajaba en un supermercado de la zona.
"Empecé primero asesorando a los amigos de mi marido, y ahí conocí la necesidad que tenían de trabajar con alguien de confianza. A veces los profesionales piensan que, como no entienden el idioma, no entienden nada y los subestiman", cuenta la doctora sobre la situación que deben enfrentar muchos inmigrantes.
Los dos grandes temas que se trabajan en su estudio con la comunidad china son, por un lado, los relacionados a lo comercial, ya que la mayoría de los ciudadanos de la comunidad son dueños de supermercados, entre otros locales como bazares o dietéticas, y que fundamentalmente necesitan asistencia para la relación legal con los empleados. El otro gran tema se asocia a lo migratorio, particularmente a la obtención del documento argentino, pues en muchos casos llegaron al país de manera ilegal y no les es fácil obtenerlo.
"En lo laboral hay un choque cultural muy fuerte. Las condiciones de trabajo allá son muy distintas, por ejemplo no hay sindicatos que se metan, y en eso ellos necesitan asesoramiento", asegura la abogada, y explica que cuando un chino llega al país y recurre a ellos, desde INA se encargan de enseñarles las normas argentinas.
Como ejemplo de las diferencias cita que en China "tienen una cultura en donde el dueño dispone del tiempo del empleado, no está limitado a 8 horas; además, uno tiene que estar dispuesto a hacer más del puesto que le han otorgado, un cajero no sólo cobra, sino que realiza otras actividades también". Para Huczek, esas diferencias culturales en materia de derechos laborales generan uno de los mayores conflictos que se da entre los chinos como empleadores y los empleados argentinos.
"Explicamos lo que establecen las leyes argentinas, sus usos y costumbres. Los asesoramos para que el cliente se vaya con información que pueda aplicar", sostiene Huczek sobre los inconvenientes que en muchos casos tienen los inmigrantes chinos con su personal local. Como dato de color, cuenta que en algunos casos es tal la diferencia cultural que muchos chinos pagan a un empleado de su misma nacionalidad tres veces el sueldo que le pagarían aun argentino.
En cuanto al otro gran tema del estudio con la comunidad china en Argentina, lo migratorio, se trabaja en la obtención del documento a través de una residencia o permiso de ingreso, en los casos, especialmente, donde ingresaron al país de manera ilegal.
"Entra mucha gente ¡legal porque las fronteras no funcionan. Ahí falla el gobierno. ¿Cuántas personas de Gendarmería están investigadas por ese delito u omisión de funcionario público?, ¿Cuántas personas han sido sancionadas o con causa penal?", se pregunta la abogada sobre los casos de los chinos que entran sin documentos, en muchos casos por ser víctimas de trata, y por eso no les entregan los papeles correspondientes.
"Siempre se va por lo más delgado, los agentes siguen trabajando ahí y castigamos al que entró, el último eslabón de la cadena", se lamenta.
"Los chinos no quieren entrar de manera ilegal, pero van al Consulado y los requisitos son muchos, casi no se pueden cumplir y los obligan a ir a agencias de turismo donde después son 'cabeza de serpiente' (trata)", cuenta la letrada, quien sostiene que el Consulado rechaza "la mayoría de los casos" chinos que se presentan y afirma que la migración de ese país "no es la que más fomenta" el gobierno argentino. Con las de otros países, afirma, los requisitos y situaciones son "más benévolas".
Uno de los hechos más relevantes que lleva adelante la doctora Huczek es el caso de 400 chinos que tenían ciudadanía argentina y, tras diez años, se las eliminaron por erro- res de la Justicia. Al acceder a ciudadanía argentina, como China no acepta la doble nacionalidad, dejan de ser ciudadanos de ese país. Es decir, actualmente no son ni chinos ni argentinos, se los considera apátridas y no pueden salir de Argentina.
"Tengo clientes que han ido a votar, que han sido presidentes de mesa, que han comprado propiedades y a quienes, después, les eliminaron la ciudadanía", explica sobre el caso por el cual fue condenada Olga Liliana Santillán Boneo del Juzgado Federal 1 de Córdoba, debido a que no realizaba los pasos correspondientes del expediente y falsificaba la firma del fiscal, quien debía encargarse de controlar que se cumpliera con todos los requisitos para acceder a la nacionalidad. Al descubrir- se esta situación, dieron de baja todas las ciudadanías que habían otorgado durante ocho años.
Otro de los casos que lleva adelante el estudio INA, y que enmarca en cierta "soberbia" y "prejuicio" de los funcionarios públicos es el de un hombre chino que cuando estaba cerrando el supermercado vio aparecer a personal de Migraciones que de manera violenta ingresó al local y lo acusó de trata de personas.
"Mi cliente estaba cerrando el local cuando se le acercó personal de Migraciones; él les hizo un gesto de que ya estaba cerrado, no sabía quiénes eran. Los agentes lo tomaron del cuello, lo tiraron al piso e ingresaron. Estaba la hermana de mi cliente, embaraza- da, y creyó que eran ladrones por su violencia", recuerda la doctora, quien explica que el dueño del supermercado fue acusado de trata de personas debido a que hermana no tenía documentos.
El imputado estuvo dos meses preso, acusado del delito de retener a alguien sin su consentimiento. Sin embargo, Huczek explica que luego pudieron comprobar que no era así y lo liberaron. Y suma otra arista, que considera que las autoridades toman como herramienta para aprovecharse: el idioma. "Hay una dificultad idiomática para expresarse, y por eso muchas veces son víctimas de pedidos de coimas, desprecio, maltrato, actitud déspota de funcionario público, que en lugar de decir "sino me entendés, te ayudo", dicen "vos estás en mi país, vos tenés que entender", asegura.
Yi Lin es uno de los cinco traductores con los cuales cuenta el estudio. Si bien la mayor cantidad de clientes son chinos, también trabajan con inmigrantes de otros países, especialmente de Latinoamérica, y se dedican a delitos graves, donde defiende a víctimas por violencia del narcotráfico O familiares de personas asesinadas, entre otros casos.
Huczek estudió abogacía en el Instituto Universitario de la Policía Federal Argentina, luego se especializó en Derecho Penal en la UBA, en Derecho de los Migrantes y en Litigación Oral en materia Penal y Civil en California Western School of Law en Esta- dos Unidos. Cuenta que desde chica tenía una "fuerza interior que la llamaba a luchar contra las injusticias". Hoy, junto a su marido, defiende a personas que en muchos casos se encuentran desamparadas, que ni siquiera conocen el idioma español y que, en ocasiones, sufren la intolerancia de una parte de la sociedad.