La política del hijo único en China (Parte II)

La segunda parte del texto "La política del hijo único en China". Texto sobre: el caso de la señora Lin y causas.

27 JUL 2016 · Lectura: min.
La política del hijo único en China (Parte II)

El caso de la Señora Lin- Un caso que deberá permanecer en el anonimato:

Una mujer de aproximadamente 36 años de edad, madre de un niño de 3 años y casada, volvió a quedar embarazada a pesar de utilizar los métodos de anticoncepción provistos por el Estado. Esta mujer es trabajadora docente universitaria que gozaba de una buena situación económica pero que se hallaba pagando una deuda hipotecaria que recaía sobre la vivienda familiar. Esta deuda era saldada con los ingresos que obtenía del fruto de su trabajo como docente estatal. Siendo que el acreedor hipotecario se trata del mismo Estado, a su vez empleador.

En consecuencia al enterarse de la noticia esta mujer debió optar entre seguir adelante su embarazo o conservar la estabilidad propia y la de su familia. Léase (empleo, ingresos, vivienda, etc). La dicotomía estaba fijada por las consecuencias que se generarían a partir de su elección. De continuar adelante debía afrontar todo tipo de sanciones, que como mencioné anteriormente podían variar, desde las administrativas (pérdida del empleo, pérdida del crédito, y por consiguiente de su vivienda, mas pérdida de su cargo) hasta de otro tipo, por ejemplo ser pasible de la práctica del aborto compulsivo. Podemos decir entonces que, no había elección posible por lo que debió someterse a la práctica del aborto, a pesar de que deseaba con ansias a ese hijo. A diferencia del caso anterior este se trataba de un aborto voluntario, pero la ausencia de libre consentimiento resulta por demás notoria. Así es que las características sociales, culturales y los condicionamientos que se desprenden de tal situación no tuvo opción y se sometió a la práctica mas habitual de China.

Estos son sólo dos ejemplos que dan cuenta de lo que viven a diario las mujeres y sus familias en China.

Causas:

1.- La superpoblación y sus consecuencias: La principal causa que llevó a la aplicación de tan extrema medida se debe al excesivo crecimiento de la población o superpoblación que se originó a partir de la política nacional de Mao y que se manifiesta como un fenómeno constante. Se trata del país que alberga la quinta parte de la población mundial, y que sigue siendo aún en la actualidad y desde hace varias décadas el país más poblado del mundo.

Las consecuencias que se generaron a partir de la superpoblación son, entre otras, las epidemias, los tugurgios, servicios sociales atestados (tales como educación, salud, aplicación de la ley), e incluso la tensión en el ecosistema por abuso de la tierra fértil y producción de altos volúmenes de basura.

Además en la República Popular China el 60 % de la población es campesina, motivo por el cual utilizan y se sirven de los beneficios que otorga un régimen semi comunista. De ahí que para el Estado chino surgió la necesidad de regular el crecimiento de su población a través de la política de un niño por pareja.

2.- Políticas de planificación familiar en la China de Mao

En los primeros años inmediatamente posteriores a la instauración de la República Popular China (RPCh, 1 de octubre de 1949) toda referencia al control de la natalidad (jieyu) fue rechazada de plano por la cúpula del nuevo régimen comunista, calificándose de política reaccionaria e imperialista. La cuestión de la superpoblación era vista como una poderosa arma por parte del gobierno de Pekín. En estos primeros años el Partido Comunista Chino (PCCh), encabezado por Mao Zedong, buscó frenar cualquier iniciativa que implicara una limitación en los nacimientos. La consecuencia fue que el crecimiento poblacional se aceleró.

Luego el gobierno chino cambió de parecer y apuntó por primera vez a las medidas antinatalistas y el término "control de la población" (renkou kongzhi) pasó a ser utilizado cada vez más.

Con el fin de hacer frente al problema del rápido crecimiento de la población, a finales de 1954 entraba en vigor oficialmente la primera campaña de planificación familiar o de la natalidad (jihua shengyu), centrada principalmente en animar a las parejas a planear con antelación el número de hijos y a tomar medidas con el fin de evitar embarazos no deseados. Por otro lado, se impulsó la creación de organismos vinculados a este proyecto como equipos que informaban a la población urbana y rural sobre la necesidad de frenar el crecimiento poblacional.

Con el paso del tiempo, las autoridades empezaron a ejercer una presión social con el fin de garantizar el éxito de sus políticas de control de la natalidad. Por ejemplo, se recortaron los cupones para necesidades básicas a familias con más de dos hijos y se amenazó de expulsión de la universidad a los estudiantes que contrajeran matrimonio antes de finalizar los estudios. Por otro lado, se aprecian ya diferencias entre las zonas urbanas, donde la población era sometida a reglas más estrictas, y las rurales, cuyos habitantes gozaban de una mayor libertad. Aquellas familias que optaban voluntariamente por tener dos o menos hijos eran favorecidas por el gobierno con mayores beneficios sociales y regalos, especialmente si uno de los cónyuges optaba por la esterilización.

3.- Una medida revolucionaria-Etapas:

a) la política del Hijo Único como modelo.

Entre las reformas impulsadas por Deng Xiaoping (quien sucedió a Mao) y sus camaradas del PCCh para convertir a China en una potencia económica figuró siempre en un lugar preferente la cuestión demográfica. Ello está estrechamente vinculado a los cambios acontecidos en los años inmediatamente posteriores a la muerte de Mao. Los finales de los setenta fueron un momento de crisis social, política y económica en China. La tasa de desempleo tanto rural como urbano se disparó.

En diciembre de 1978, se anunció la puesta en marcha a partir del 1 de enero de 1979 de una medida conocida oficialmente como Política de Planificación Familiar (o de Nacimientos, jihua shengyu zhengce) pero que se conocería mundialmente como la "política del Hijo Único". Al frente de la misma estaría como órgano encargado de llevarla a la práctica la Comisión Nacional de Planificación Familiar (CNPF, guojia jihua shengyu weiyuanhui), creada en marzo de 1981. Basada en la idea de "animar a cada pareja a tener sólo un niño" (tichang yidui fufu zhi sheng yige haizi).

La política del Hijo Único sigue desde 1981 una estructura administrativa jerárquica. Recogiendo las directivas del Partido en esta materia. El gobierno central establece a través de la CNPF (institución que tiene rango ministerial desde 1982) los objetivos demográficos y pautas para alcanzar dichos objetivos. Para asegurarse el cumplimiento, el gobierno central monitoriza la labor de los funcionarios responsables (cuadros del Partido) de la planificación familiar tanto a escala provincial, como local y que éstos cumplan con las cuotas de nacimientos establecidas en sus áreas de actuación. En 1991 se puso en marcha un sistema de responsabilidad de los cuadros encargados de la planificación familiar y se estableció la responsabilidad última en los gobiernos locales a la hora de llevar a cabo el control demográfico. En la práctica, bajo amenaza de recortar sus salarios si no se cumplen las cuotas establecidas en su zona de actuación. El Estado ejerce un control absoluto sobre la carrera política de los funcionarios encargados de la planificación familiar y los somete a una fuerte presión con el fin de que lleven a cabo su tarea de manera firme. A la coerción del Estado se añade, la de los poderes locales ya que el gobierno central otorga importantes inversiones y beneficios económicos a aquellos distritos, localidades y provincias considerados modelo en la lucha contra la elevada natalidad.

b.- Recomendaciones-Beneficios:

La instauración de la política del Hijo Único a partir de 1979 vino acompañada de una serie de medidas con el fin de asegurar su éxito. Dichas medidas se dividían en tres ejes: persuasión, coacción y sanciones. En otras palabras, para asegurar el éxito se procedió a lo largo de los primeros años a desarrollar una serie de recompensas y sanciones divididas en categorías según el cumplimiento o incumplimiento de las normas. Las recompensas se dividían en tres categorías: vacaciones pagadas, beneficios económicos y ventajas sociales. El hijo único gozaba de preferencia en la admisión en la guardería, en preescolar y en educación elemental y superior y, en el futuro, estaba establecido que tendría mayores facilidades para entrar en la universidad y encontrar trabajo. A los padres con un solo hijo se les otorgaba una prima mensual que se añadía a su sueldo y gozaban de privilegio a la hora de optar a un trabajo o a una promoción laboral. Asimismo, se les aseguraba también recibir la pensión completa al jubilarse más un pequeño subsidio. En el caso de los funcionarios, se les otorgaban importantes bonificaciones económicas y más días festivos. En las ciudades se premiaba a los que cumplían con la norma mediante la preferencia en la asignación o reparto de viviendas y, en la medida de lo posible, la entrega de un piso equivalente al que recibía en el pasado una pareja con dos hijos. En las áreas rurales, la política del Hijo Único premiaba a las parejas con la entrega de lotes de tierra mayores, una ayuda en puntos (que a final de año revertía en dinero) y la disminución de impuestos sobre la producción que obtenían del cultivo de sus tierras. Sin embargo, si finalmente las parejas tenían un segundo hijo, debían devolver todos los beneficios disfrutados hasta el momento.

c)Sanciones:

El incumplimiento a la política de un solo hijo conllevaba la adopción de sanciones contra la pareja infractora. Dichas sanciones eran principalmente económicas y consistían en multas elevadas y en la reducción del salario de los padres con el fin de "compensar" los gastos sociales que ocasionaban al Estado los "hijos sobrantes" (duo zinü fei). Las multas podían abarcar el salario de varios meses e incluso de un año o más, mientras que la reducción del sueldo del padre y de la madre podía ser de entre el 10% y el 30%, lo que en ambos casos suponía una clara pérdida del poder adquisitivo de las parejas. Con el paso del tiempo el gobierno chino fue aplicando nuevas medidas con el fin de asegurarse el éxito de su política de control de la natalidad. Dichas medidas se centraban en la privación de ventajas sociales como, por ejemplo, la pérdida de tierras en el caso de familias campesinas o la degradación laboral en el caso de los funcionarios. Otro castigo era negar beneficios como el permiso de maternidad. Estas sanciones se aplican en muchos casos durante el embarazo no planificado de la mujer. En cambio si la pareja optaba por abortar se le devolvía toda la suma de beneficios perdidos.

Escrito por

Ina Estudio Jurídico Integral

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